Para ti que la semana te deja hecha polvo:

Los domingos no son para "hacer nada". Son para hacer lo justo. No se trata de pereza, sino de darle a tu cuerpo y mente el tipo de descanso que en verdad repara.

Imagina tu sistema nervioso como un celular. Entre semana, tienes 20 aplicaciones abiertas a la vez: el trabajo, los niños, las preocupaciones, las tareas. Eso gasta la batería muy rápido.

El domingo es tu momento para cerrar aplicaciones, no solo ponerlo en modo espera.

Un ejercicio que sí funciona (y solo toma 5 minutos):

1. Siéntate o acuéstate en un lugar tranquilo. Cierra los ojos.

2. Pon una mano en el pecho y otra en el vientre.

3. No controles la respiración. Solo escúchala. Siente el aire que entra fresco y el que sale caliente.

4. Tu mente va a divagar. Cada vez que se vaya a la lista del súper o al correo del lunes, no te riñas. Simplemente, vuelve suavemente a sentir el subir y bajar de tus manos.

5. Haz esto por 5 minutos. No es meditación profunda. Es un "reseteo de atención".

¿Por qué esto ayuda tanto?

Porque cuando enfocas tu atención en algo tan simple y constante como la respiración, le estás dando una señal clara a tu cerebro:
"Ahora no hay peligro. Ahora no hay urgencia. Puedes bajar la guardia."

En ese momento, tu cuerpo empieza a activar su modo reparador: la digestión se calma, los músculos sueltan tensión que ni sabías que tenías, y el ritmo cardíaco se serena.

No es magia. Es biología. Le estás permitiendo a tu cuerpo hacer lo que sabe hacer: recuperarse.

El regalo para tu semana:

Este pequeño espacio de pausa consciente no es tiempo perdido. Es una inversión. Cuando "cierras aplicaciones" el domingo, el lunes empiezas con más batería, más claridad y más paciencia.

Tu bienestar se construye con gestos pequeños, pero consistentes. Hoy, tu gesto son 5 minutos contigo misma, sintiendo cómo respiras.

Que tengas un domingo reparador.